El Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo, ubicado desde 1993 en el palacio del Marqués de Menahermosa de Mula, alberga algunas de las más valiosas piezas que donó el arqueólogo murciano Emeterio Cuadrado Díaz. Este sobrio edificio, típico ejemplo de la arquitectura barroca murciana, fue el elegido para exhibir la selección de objetos ibéricos que fueron encontrados a lo largo de cuarenta años de excavaciones en la necrópolis ibérica del yacimiento El Cigarralejo, situado a 4 kilómetros de la ciudad de Mula y de nuestro hotel.

Los numerosos visitantes que acuden al Museo El Cigarralejo mes tras mes pueden admirar, a lo largo de las diez salas de la exposición permanente, una completa muestra de  múltiples objetos personales de los difuntos, que sus allegados colocaban en la fosa para que los usasen en el más allá. Se trata de más de 80 ajuares funerarios, así como otros objetos interesantes de cerámica, esculturas de piedra o armas que se encontraban en el interior de 547 sepulturas de incineración. Los ajuares varían dependiendo del sexo, oficio, poder adquisitivo y condición social del fallecido.

Salas de exposición permanente

En la primera planta del Museo El Cigarralejo, que en su momento fue la vivienda de los marqueses, se encuentran las diez salas de la exposición permanente. Cada de  las estancias está dedicada a un tema sociocultural del mundo ibérico. A lo largo del recorrido queda patente cómo los ajuares funerarios han evolucionado a lo largo del tiempo, ya que están ordenados y distribuidos de mayor a menor antigüedad.  Junto a los ajuares se indica los objetos que los componen, el año de su descubrimiento y varias imágenes de la fosa durante diferentes fases de la excavación.

Sala I: la necrópolis del Cigarralejo

En esta sala se introduce al visitante en la historia de la necrópolis del Cigarralejo. Se pueden ver fotografías de las excavaciones, equipos de trabajo e  imágenes de algunas visitas ilustres que se han acercado a lo largo del tiempo para ver el yacimiento. Es la sala perfecta para consultar tanto el plano de la necrópolis, ya que está presidida por un gran mural que refleja en planta las 547 sepulturas exhumadas, como documentos ilustrativos de la historia de las excavaciones.

Sala II: tumbas principescas

Al igual que en nuestros actuales cementerios se puede inferir el nivel social del difunto observando la onerosidad del sepulcro, también basándonos en la calidad y cantidad de objetos hallados en el ajuar funerario, se puede estimar de manera fidedigna el estatus social del íbero ancestral. Así, en la sala II nos aguardan las tumbas principescas, denominadas así por el propio Emeterio Cuadrado, aludiendo a su rico ajuar.

Sala III: la agricultura ibérica

El hombre ibérico trabajaba la tierra. La agricultura era la principal actividad económica, como muestra el ajuar de la vitrina 5 de la sala III, en donde vemos los vestigios de los útiles de labranza de un agricultor: una podadera, una hoz, un refuerzo de un arado. El ajuar también incluía semillas de uva, piña, piñones, almendras, trigo, aceituna y bellotas, seguramente habituales y fundamentales en la dieta alimenticia de aquel tiempo.

Sala IV: la ganadería ibérica

Otra atávica actividad ibérica es  la ganadería. En los ajuares de la sala IV nos esperan huesos de animales domésticos (vaca, caballo, asno, oveja, cerdo, cabra y perro) y de caza. El ajuar de la vitrina 6 corresponde a un curtidor, con  los utensilios empleados para tratar las pieles.

Sala V: la alfarería

La variedad de recipientes de cerámica (realizados con arcilla bien depurada, a torno y cocida en horno) indican que la alfarería era una actividad ibérica frecuente. En la sala V encontramos vajillas de mesa y de cocina, urnas y vasitos de tocador con decoración geométrica y algún que otro motivo vegetal. En la vitrina 9 se muestra el ajuar de un alfarero, con cantos rodados para moler los pigmentos minerales (para darle color a la obra), bruñidores de cuarcita (para que brille) y pequeños recipientes de colorantes.

Sala VI: industria textil ibérica

La industria textil ibérica era una actividad mayoritariamente femenina y no se consideró un oficio. Han llegado hasta nuestros días numerosos objetos usados en el proceso del hilado: fusayolas (contrapeso del huso) y agujas de hierro, bronce y hueso. También se exhiben pequeños trozos de tejidos de lana, lino y esparto que sobrevivieron a la carbonización en la pira.

Sala VII: relaciones comerciales

En la sala VII encontramos objetos proveniente s de otros lugares del mediterráneo, gracias a las relaciones comerciales mantenidas por los íberos con los diversos pueblos de la zona, sobre todo con el griego. Hay un generoso repertorio de vasos áticos (griegos) campanienses, (italianos), de Rosas (catalanes) y del Norte de África.

Sala VIII: la mujer ibérica

La mujer ibérica tiene un peso fundamental desde  un punto de vista iconográfico, social, religioso, festivo y funerario.  En los pedestales se muestran figuras escultóricas femeninas, como la Dama del Cigarralejo, que aparece entronizada y vestida con oropeles. En la vitrina 18 encontramos cuentas de collares, agujas, punzones, anillos, fuyasolas. También se muestra el plomo del cigarralejo, con una inscripción ibérica con caracteres griegos que está aún por descifrar.

Sala IX: armas y armaduras ibéricas

La panoplia es el armamento y las armas de mano usadas por un pueblo. En la sala IX se distingue entre arma ofensiva y defensiva. Entre las primeras encontramos la falcata (espada curva) y diferentes tipos de lanza. Entre las segundas hay numerosos escudos y cascos destinados a la protección. Por supuestos, también abundan los adornos personlaes como pendientes o hebillas de cinturón para complementar la vestimenta marcial.

Sala X: arquitectura funeraria ibérica

La sala X es la última y está dedicada a la arquitectura funeraria y espiritualidad. Se puede ver en los paneles la tipología de los encachados tumulares (cubiertas de tumbas) de algunos enterramientos del yacimiento del Cigarralejo, que tuvieron lugar el siglo IV a.C. Aquí también encontramos las ofrendas o exvotos que los fieles depositaron en el santuario.

El yacimiento del Cigarralejo: La ciudad perdida

Salimos del Museo del Cigarralejo y vamos al yacimiento homónimo. El asentamiento ibérico El Cigarralejo, uno de los yacimientos más importantes de la Región de Murcia, se encuentra en el margen derecho del río Mula y consta de poblado, necrópolis y santuario.

El estudio de la zona comenzó de forma casual cuando Emeterio Cuadrado descubrió el santuario y sus famosos exvotos de piedra. El edificio, que mide 29×12 metros, estuvo en uso desde el siglo IV a.C hasta el II a.C. cuando fue abandonado tras un incendio, aunque antes se ocultó de manera ritual dichas ofrendas o exvotos. Estudios recientes indican que podría tratarse de un edificio especial dentro del poblado, con funciones administrativas, políticas y religiosas.

En la necrópolis se exhumaron entre 1944 y 1988 un total de 547 enterramientos que datan de principios del siglo IV a.C. Los estudios nos aproximan al rito funerario ibérico en donde se depositaba a los difuntos en fosas con su ajuar funerario y se cubrían con un empedrado tumular.

Te esperamos en el hotel

Si vas a pasar unos días en Mula y te gusta la arqueología, te recomendamos que visites el Museo El Cigarralejo. Ya sabes que la entrada gratuita. Si quieres pasar una estancia tranquila, rodeado de la naturaleza muleña, te esperamos en el hotel rural Molino de Felipe, a solamente unos minutos del centro.